jueves, 31 de julio de 2014

Ahora camino por la sala con poca ropa
No importa la piel imperfecta a tus ojos,
No interesan los cánones,
Hablo sin problemas de los orgasmos que ofreces o niegas,
Las primaveras han llenado de orgullo mi psiquis,
Las experiencias adornan mis historias,
El lápiz en mi mesa casi sin tinta me observa asustado,
En el refrigerador me esperan las frutas, las legumbres
Y en la cama, tu pecho
Ese sobre el que duermo sin prejuicios
Sin papeles,
Sin presentes ni pasados,
Ya no duele la canción que estrenaste en el primer adiós,
Los títulos no envanecen la soledad cuando viajas,
Cuando escucho trova o música en inglés a elevadas horas
No me incomoda adornar tu espejo con vanidades y polvos compactos,
Ni escribir rodeada de personas blancas, negras, azules,
Coloreadas por las luces de las discos,
Ahora camino por la sala con poca ropa.

Acercate,
no pienses mucho porque el arrepentimiento puede usurparme
toma mi mano antes que la esconda en el bolsillo de mi pantalón
no finjas con apartar una hebra de mi mejilla
ya ofrenda el beso que derrite tu deseo
no tengas miedo
al rechazo que muchos han vivido
ni a la bofetada que otros estrenaron
solo voy a cerrar los ojos
dejaré que me llene tu respiro
no te negaré las palabras
que algunos desecharon
ni los versos desperdiciados en vaguedad
te dedicaré una canción
aquella que compuse para algún sordo
que he desterrado para que vos aparezcás
Acercate

Solo pedime que me quede
esta vez lo haré
te enseñaré a dormir sujeto a mi cintura,
acariciaré tu rostro hasta que se mueran mis ojos,
dejaré que suene la canción que tanto nos gusta,
_sí, también me gusta_
tomaré tus manos para protegerlas en mi pecho,
más allá de las carnalidades
alimentaré tus vacíos con poesía,
mientras llega el sueño hablaremos de mil cosas,
de la fisura en el techo,
de las grasas saturadas,
del retrato de Dorian Gray,
de la ausencia de goles de Brasil en las olimpiadas,
de la almohada que hay que cambiar,
de la razón por la que no llueve,
de la ensalada que pepararé para el desayuno,
del hijo que aún deseo,
de mis imaginarios viajes a París,
Pedime que me quede,
te enseñaré a dormir con una mujer,
no como de seguro lo has hecho otras veces,
cuando no era yo y mis cien versiones en tu costado
no haré ruidos,
ni me levantaré a media noche,
te besaré despacio casi imperceptible,
ni siquiera te darás cuenta de las tantas veces que sonreiré
por la primera vez que dormiré contigo
vamos... vuelve a pedir que me quede.

 










Mis estudiantes dicen que estoy enamorada
porque amo la música a todo hora
sin complejo a las desafinaciones.
Mis amigos dicen que estoy enamorada
porque escribo a deshoras
en nombre de un amor de humo.
Mis colegas dicen que estoy enamorada
porque rio, a veces uso boina o dejo maquillaje al descuido.
Mi familia dice que estoy enamorada
porque me pierdo entre audífonos, letras y desvelos.
Lo que ninguno sabe es
que no conozco aun
el llamado amor que me haga dormir temprano,
abandonar un libro,
vestir como doña,
callar mi voz,
todos dicen que estoy enamorada
porque escribo de tu pecho, la brisa,
las historias, los orgasmos,
tus cabellos, mi psiquis,
y yo... Aún espero.
Alguien, uno de tantos hizo una pregunta,
en otra época me hubiese ofendido
en mis tiempos de trapecista de cuerda que camina en línea recta,
pero hoy... es fácil contestar la interrogante
que estoy segura no satisfació el interés de mi entrevistador
¡Qué te excita? preguntó el curioso
y con la mirada hacia adentro contesté:
Qué me excita??? Un salón con un pódium,
personas con los ojos clavados en mis labios,
un escritor explicando su más reciente obra,
un estudio de grabación,
un piano clásico que canta solo,
un escenario con luces de colores,
humo, micrófonos inalámbricos para ser manejado a mi antojo,
un libro anhelado con olor a nuevo,
la reunión de los amantes al lápiz,
con sus caras encendidas para hablar de poesía,
un cuadro que pinte rostros de amantes,
tal vez pintado por Igor Corrales o William Gonzalez Vasquez,
un café en cualquier cafetería de Managua,
en compañía de mi amiga La Luchi Tenorio
entre cien conversaciones repetidas por quinta vez,
de las que nos reimos y filosofamos todo el tiempo,
un recuerdo del amor de mis cuentos,
una almohada con sabor a él,
Eso, eso me excita.

Ordenar,
arreglar la cama para desaparecer las arrugas de un mes,
comprar un despertador que asegure mis llegadas a tiempo,
inventarle un día extra a la semana,,
tal vez un mundes o un liéncoles,
ser normal,
dormir ocho horas o al menos cinco,
escribir menos, leer menos, pensar menos,
comprar una casa con un fresco jardín,
desaparecer los cojines, los papeles, la ropa sucia,
comprometerme un poco más,
adquirir un hombre que me de órdenes,
buscarlo en la subasta de la esquina para jurarle fidelidad,
parir, alimentar y criar otro hijo,
ver más televisión y dejar de escuchar música,
ser una maestra convencional,
que enseñe ortografía o sintáxis,
sin pretender que mis alumnos sean escritores o artistas,
Ordenar,
madrugar, planchar siempre la ropa,
ser más pudorosa para hablar de sexo,
menos exigente, menos soñadora, menos de ficción,
mentir más seguido,
fingir que todas las personas me caen bien,
dejar en paz al mundo
e ignorar al resto de normales mediocres
que tiran la basura por la ventana del autobús,
Amar menos, creer menos, vivir menos,
dejar de respirar la lluvia o de desear correr bajo ella,
dejar de contemplar la luna e imaginar una danza en sus contornos,
ser como los demás,
Ordenar, eso esperan
que muera para ordenar.













Ni siquiera te enteras
cuando le hago el amor a tu espalda
cuando espanto el sudor que te acecha
cuando tallo un poema en ella.
Ni cuenta te das
del placer que no ha sido bautizado,
no hay nombre para llamarlo,
es anónimo, es mío.
Estoy segura que ni sospechas,
de los retratos que ya pinté,
en el lienzo de tu piel acrílica,
ni de los neologismos creados
rn el silencio de tu cama.
Creo que...No te das cuenta,
pero igual, esa espalda es mi obra,
mi arte, mi escondite, mi secreto,
Y si algún día te das cuenta no interesa,
porque importa el ahora de tu espalda,
mi frente incrustada en ella
mis labios haciendo mía tu espalda.
Ese frio, 
me inspira,
 Me llena el aliento
 y me parece encontrar tu calor, 
este amanecer sin él y conmigo, 
Nunca me había sentido tan acompañada,
 No muero ya,
 Mis líneas de expresión se adormecieron,
 Los años no pesan,
perdió importancia qué tan temprano o tarde he llegado,
 No sufro ya.
 y me siento llegar,
Ya escucho mis pasos,
Ya huelo mi nueva piel,
 Ya casi llego.