jueves, 31 de julio de 2014

Ordenar,
arreglar la cama para desaparecer las arrugas de un mes,
comprar un despertador que asegure mis llegadas a tiempo,
inventarle un día extra a la semana,,
tal vez un mundes o un liéncoles,
ser normal,
dormir ocho horas o al menos cinco,
escribir menos, leer menos, pensar menos,
comprar una casa con un fresco jardín,
desaparecer los cojines, los papeles, la ropa sucia,
comprometerme un poco más,
adquirir un hombre que me de órdenes,
buscarlo en la subasta de la esquina para jurarle fidelidad,
parir, alimentar y criar otro hijo,
ver más televisión y dejar de escuchar música,
ser una maestra convencional,
que enseñe ortografía o sintáxis,
sin pretender que mis alumnos sean escritores o artistas,
Ordenar,
madrugar, planchar siempre la ropa,
ser más pudorosa para hablar de sexo,
menos exigente, menos soñadora, menos de ficción,
mentir más seguido,
fingir que todas las personas me caen bien,
dejar en paz al mundo
e ignorar al resto de normales mediocres
que tiran la basura por la ventana del autobús,
Amar menos, creer menos, vivir menos,
dejar de respirar la lluvia o de desear correr bajo ella,
dejar de contemplar la luna e imaginar una danza en sus contornos,
ser como los demás,
Ordenar, eso esperan
que muera para ordenar.

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