Vencer al viento,
cuando llega por sorpresa y te toma del cabello,
cuando hala hacía el pasado que no quiere repetirse,
sentir que una
llaga de la tierra se abre
para el alma que pelea contra ese viento,
es
la tormenta del ser,
esa mala costumbre de creerse centro
cuando apenas
se es una minúscula partida,
dormitar sobre las olas bravías y
desafiantes,
esperar un deceso seguro y avasallador,
vencer el viento,
enemigo invisible que ruge en mi cara,
amenaza con levantar mi pequeño
cuerpo
para lanzarlo a su abismo,
entonces me pregunté cómo vencerle,
desde lo alto acudió la respuesta,
en paz, sin la fuerza de la carne
hinchada,
entonces descubrí que mi diminuta humanidad no lo es todo,
que
el pasado es una victoria para el ahora,
y pude ver a los ojos al
viento sin parpadear.
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