miércoles, 4 de noviembre de 2015

Las piedras son de humo
en ese mundo recreado
donde las lágrimas que saben a vacío
se vierten en las líneas de expresiòn,
los años son números
y las morfemas ilógicos
que pintan sentimientos
en lenguajes extintos.
Un día afirmé
con la más fina cursilería
que un ángel inmortalizado en mi tinta
sería eterno...
y lo es,
otro día conté
en narraciones de finales abiertos,
las aventuras de las mil versiones
de una piel enmudecida,
otro más ostenté,
la malicia de un beso robado,
que sin premeditar terminó asaltandome la vida.
entonces, inmortalicé el machismo,
esa fuerza de sus manos, duras y expertas,
y en otra cursilería dije: será eterna...
y lo es,
y en progresión temática sigo en la espera
de la promesa lejana
de tu regreso que nunca fue mio,
entonces inmortalicé
tu nombre en otro verso
y jurè serìa eterno...
y lo es,

Comprendí que las inmortalidades
son fantasmas consagrados
en el interior de mi mortalidad.

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